jueves, 29 de diciembre de 2011

podría beberme el océano


Las calles parecen de charol
y el vino petróleo.
Llueve, hace frío y tengo sed.
Y no entiendo esto de emborracharse una vez al año.
Podría beberte de un sorbo.
Podría beberme el océano si le quitasen la sal.

estibaliz san sebastián

miércoles, 28 de diciembre de 2011

frontera

Uno de los chicos portugueses llevaba bajo el brazo
los zapatos nuevos.
Fue ése el que murió del tiro.
El guardia echó la rodilla a tierra y disparó.
Cuando la madre cruzó la frontera,
sólo los niños estábamos allí.
Extendió el delantal y arrebañó la tierra
ensangrentada:
Não quero que fique nada aqui.


Manuel Rivas, del libro "Ningún cisne".

martes, 20 de diciembre de 2011

me revientan las tardes de lluvia


Me revientan las tardes de lluvia
que huelen a tabaco y a sudor de ingle
sobre la tapicería de un coche.
Abro un agujero en mi cráneo
y ventilo.

estibaliz san sebastián
En la esquina de enfrente,
desde una ventana situada
justo encima del cine
cae una media negra.
Una media de seda -¿o es de nailon?-
negra como una despedida
cae sobre el cartel que anuncia
La muerte de un viajante de comercio.



El sonido aplasta a la mujer contra la fachada
              de una casa. Ése es el tema.
   Los poemas son variaciones de esta imagen.

Chantal Maillard,del libro "Matar a Platón"

domingo, 11 de diciembre de 2011

desparecen mis dudas

Los que piensan
que todas mis dudas desaparecen
cuando me bajo las bragas
no saben que prefiero mil veces
que las bragas, me las bajes tú.

estibaliz san sebastián, del libro "Mi cielo es un andamio

martes, 6 de diciembre de 2011

un animal al acecho


Mi coño era un peligro aquella noche sin combustible
pero los viejos dioses estaban de guardia
y me fue concedido el favor de arder.
No es necesaria la literatura
para explicar que me enviaron un macho
con más olimpos y mediterráneos
que todos sus héroes desnudos,
ni para describir el banquete
que celebramos sacralizando la orgía.
Descalzo y bello como un soldado romano
entre soldados desnudos
me dio a probar en su lengua
el filtro para inventar la cruz,
y morir por turnos como dos Cristos
que amando mucho a La Magdalena,
rescribiesen la historia.
Me alimentó,
como un guerrero ciego
que sabe a donde va, su sexo.
Y yo,
celebraba abierta
el milagro vía Láctea
que su cuerpo me regalaba a chorros y a diario.
Mi coño
un animal al acecho.

estibaliz san sebastián, del libro "Mi cielo es un andamio"

el aspirante

Para empezar: ¿eres de los nuestros?
¿Llevas
ojo de cristal, dentadura postiza, muleta,
braguero o garfio,
pechos de goma, entrepierna de goma,

costurones que muestren que algo falta? ¿No? Entonces,
¿cómo podemos darte nada?
Deja de llorar.
Abre la mano.
¿Vacía? Vacía: ahí va una mano

para llenarla; dispuesta
a preparar el té y a dar masajes que ahuyenten la jaqueca,
y a hacer lo que le digas.
¿Te casarás con ella?
Viene con garantía
de cerrarte los ojos al final
y disolverse de dolor.
Sacamos caldo nuevo de la sal.
Observo que estás desnudo:
¿qué tal este traje?

Negro y tieso, pero no sienta mal.
¿Te casarás con él?
Es impermeable, irrompible, a prueba
de fuego y de bombas que hundan los tejados.
Créeme: te enterrarán con él.

Ahora bien: la cabeza la tienes vacía, con perdón.
Dispongo de remedio para eso.
Ven aquí, corazón, sal del armario.
bueno, ¿qué te va pareciendo la cosa?
Está, para empezar, como un papel desnuda;

pero dentro de veinticinco años será de plata,
 de oro dentro de cincuenta:
 una muñeca viva, mires por donde mires.
Sabe coser, y sabe cocinar,
y sabe hablar y hablar y hablar.

Funciona sin averías.
Si tiene agujeros, será parche poroso.
Si tiene ojos, será una imagen.
Es tu último clavo ardiendo, muchacho.
¿Te casarás, te casarás, te casarás con ella?

Sylvia Plath, del libro "Ariel"

domingo, 4 de diciembre de 2011

como un mendigo rico en pan


Como un mendigo rico en pan me reparto.
Duelen menos los sacrificios voluntarios
y perder tres dedos es bien poca cosa
si somos serios.
Tan civilizada como un bedel de ministerio
estornudo los trozos de piel que me sobran
y me veo reflejada en la tele
como en un espejo que siempre susurra, ¡culpable!.
Nunca nadie nos contó esta historia
¿no es así?, Eva, querida.
Y sin embargo, seria tan dulce
perder la inocencia, el ombligo.
¡Tan revolucionario!
Me imagino desnuda.
Gano mucho y en los anuncios funciona.
Coqueta como una virgen dispuesta a dejar de serlo
me afeitaría cuerpo y alma
y pintada de rojo como una bandera
me entregaría sonriendo al verdugo.
Nadie imaginaría nunca que fue una trampa.
Después de perder el pelo decidí ser mística
y el hacha sólo pudo trocear mi alma
y hacerla múltiple.
Yo era libre
mientras la guerra santa trataba de vacunarme
y acepté el numero y la dirección
más que nada por costumbre.
Mañana
le pariré un hijo al estado y este
será un traidor que correrá libre por los prados.
¡Aunque sean estos cibernéticos!

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas

viernes, 2 de diciembre de 2011

la hora del cuento

La tarde ha tenido vocación de oasis
y ni siquiera el teléfono ha intervenido
para devolverme al mundo
tres metros más abajo.
No me han sacado del baño.
Y he terminado un poema
que hace tiempo que latía
en el pulso de todos los lapiceros
que cogían mis manos.
Hasta las motos
que han debido irse a la playa con sus dueños
han evitado mi calle.
Será que la hora del cuento
que hoy no podré contarte
escuece
como cuando pico cebolla
y lloro sola
en la cocina de casa.

estibaliz san sebastián, del libro "Mi cielo es un andamio"

miércoles, 30 de noviembre de 2011

vacía como una virgen


Si el lenguaje fuese gratis correría el riesgo…
el suicidio es anónimo y en ayunas
no le impresiona a nadie.
...ya quisieran los condenados a muerte
poder enamorarse del lenguaje,
fiel como un perro
y exacto
como la lengua cruel de uno cualquiera de tus amantes.
Pero la muerte es pornográfica,
no tiene nada debajo
y sin bragas el amor se muere
¿ Creías que yo era tonta?
Me aferro a la sangre como un virus,
la infección es mi elemento.
Mucho mejor en guerra que exterminadas
¿no crees?
La fe es un mal gimnasio y un estupendo laxante.
Por eso estoy vacía como una virgen,
por eso ardo.
Podría reventar el mundo y yo
seguiría en pie, mirándote,
¡tan fiera que no necesito moverme!
Mi voluntad es un puñetazo,
mi corazón una colmena,
y mi sexo,
¡coño!
mi sexo siempre será esa puerta.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas

domingo, 27 de noviembre de 2011

la rabia



La rabia
es la enfermedad del bruto
y de su mujer
la pobre
condenada a muerte
sin que le pongan remedio.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas

jueves, 24 de noviembre de 2011

Canada Dry


Sé que me acordaré de un cielo raso
donde las manchas de humedad eran un gato, un número, una mano cortada.

Sé que me acordaré del ruido
de un water en alguna habitación lejana del hotel,
su triste catarata de bolsillo, su inevitable recurrencia.

Chacun ses madeleines, chacun ses Albertines.


Serás por siempre imán de imágenes,
las más turbias y vanas me traerás con el gesto 
que en la caliente oscuridad del cuarto 
era encender los cigarrillos del hartazgo,
ver asomar nuestros desnudos cuerpos flanco a flanco,
las más pequeñas turbias cosas,
una uña lastimada que te dolía tanto, el triste
rito de ir a lavarte y regresar, las servidumbres.


Tan sólo compartimos los bares y las calles
antes de amarnos contra tres espejos:
¿qué más podría darme tu recuerdo?

Pero yo sé guardar y usar lo triste y lo barato
en el mismo bolsillo donde llevo esa vida
que ilustrará las biografías. Ve, pequeño fantasma,
el baño está ahí al lado,
yo fumaré esperándote,
empezaremos otra vez. El cielo raso
dibuja un gato, un número, una mano cortada.

Julio Cortazar, del libro Algunos pameos y otros prosemas.

martes, 22 de noviembre de 2011

Para algunas cosas fui una niña precoz.


Para algunas cosas fui una niña precoz.
Apretada contra las paredes del portal de los abuelos
pasaba las tardes.
El sabor a cal se me metía en las encías. El sabor a cal
de los buenos y los malos.
Una pared no necesita manos,
lo tiene todo
y puede ser lo que quieras.
Yo misma, a menudo, soy una pared.

-Nunca he tenido ideas, sólo imaginaciones.-

Dentro de casa
me escondía con Boby
bajo la oscuridad roja de la mesa camilla
para besuquear la goma de sus labios y apretar
su cuerpo mullido de muñeco.
Tenía una anilla colgando de la espalda,
cuando halaba de ella, se retorcía.
Boby el rubio todavía tibio en mi cabeza
frente a los cuerpo borrosos
de los hombres que vinieron después
sin anillas
los hombres de carne contra la pared.

Ya me lo decía mamá:
-Así como eres no va a haber quien te lleve.
No hizo falta que nadie me llevase para irme
pero tenía razón,
soy imposible.
Miriam Reyes, del libro "Bella durmiente" .

lunes, 21 de noviembre de 2011

dolores de parto



Beñat cumplirá en octubre
tres años en los que parirlo
es rutina.
¡Extraña condena!
Verlo sufrir
y que me duela el parto.

estibaliz san sebastián, de "Mi cielo es un andamio"

sábado, 19 de noviembre de 2011

Juguetes


 Nos encerramos en mi cuarto
y al ver mis juguetes, mi amigo
se quedó a dormir.
¡Su sueldo y el mío en pilas!

estibaliz san sebastián, de "Mi cielo es un andamio"

martes, 15 de noviembre de 2011

por aquel entonces

Por aquel entonces,
yo paseaba por las orillas de un río
que se doraba cada dos o tres atardeceres,
y pensaba que quizá furas a nacer más tarde,
el mismo verano de mi muerte,
como un árbol alimentando con zumo
de nubes color naranja.
Por todas partes buscaba tu vestido azul y rojo.

Algo después, una noche,
discutimos acerca del valor de las basuras,
sobre lo provechoso de los viajes largos;
Y aquel mismo otoño
te convertiste en la mujer de los muchos nombres,
eras Casiopea, y Pólux, e Isis and Pandora,
y tu pelo no era otro, adivina adivinanza,
que el de Berenice (elemental Mr. Watson).

Y hubo un día, quizá un lunes o un martes,
en que te escribí aquello de que en mi sexo
se encuentra (¡qué barbaridad!), Bagdag,
en mi cerebro crecen los bosques de Canadá:
Pero tú el bosque más frondoso.

Ahora soy tu torpe amante, te quiero etc.
como ante las puertas del invierno, etc. etc.

Bernardo Atxaga, del libro "Poemas & híbridos"

domingo, 13 de noviembre de 2011

"güevos" de toro

Beñat se ha tumbado conmigo a ver la tele.
En la pantalla un camarero anuncia a sus clientes un plato de “güevos” de toro.
Amatxu, los toros no ponen huevos, comenta extrañado mi hijo.
Estibaliz san sebastián.

silicona y democracia

Yo no existo.
Tú no existes
y la humanidad es un hormiguero,
un circo sin carpa..
Yo soy como tú.
Tú eres como yo
cantando,
como los siete enanitos
de Blancanieves,
los siete
al bosque a trabajar,
¡mi dulce esposa!
Yo soy para ti.
Tú eres para mí,
¡tan bellos!
Silicona y democracia.
Seguridad social.
Seguridad moral
y tu casa es mi casa.
Pero él ¿existe?
Existes tú.
Yo no me veo.
¿No hay espejos en este hormiguero?

estibaliz san sebastián, del libro "Pro-Fugas"

martes, 8 de noviembre de 2011

mi lengua

Cuando comprendo que el idioma
me duele
como si fuesen las muelas
y que es el paisaje
el que me escuece
y no los ojos por el humo
es que estoy llorando
desconsoladamente.
Pero llorar me pone a salvo.
Me rescata del dolor
en el que siempre me pierdo
y le pone nombre.
Aunque no me guste.
Y yo necesito conocer los limites.
Los de la herida humana
y los propios.
Besar mis cicatrices
y exhibirlas.
Por fin aprendí
que el pudor es estéril
y que una cicatriz a tiempo
y bien iluminada
puede resolver a mi favor
más de un combate
y de dos.
La coquetería es un lujo
cuando la joyería se hace carne
y el adorno brota desde dentro.
No pienso negarlo.
Me adornan más heridas
de las que parecen
caberme en el cuerpo.
Pero después de revolcarme en el lodo
y en el terror
de la carne que defeca y sangra
logré rescatar  a base de cultura
y ortopedias propias
lo imprescindible de mi alma
y reconstruir el puzzle.
Quisiera olvidar
las procesiones de turistas
que fabricó el mundo
para venir a verme
y el quirófano carnicería
en el que trocee mi cuerpo
hasta encontrar mi corazón escondido
en el tapón de una botella de lejía.
Pero debo reconocer
que en aquel momento
resultó un alivio descubrir
que la vida también podía ser absurda.
Planee mi resurrección
como si fuese fiesta.
Telefoneé a los amigos
para darles la buena nueva
y que me buscaran un nombre
que se me ajustara al talle
como una mano que acaricia.
Y cuando me senté a esperar
que llegaran mis locos con el vino
una voz antigua cantó desde mi garganta
con la misma voz
y en la misma lengua
en la que me hablaba mi madre
cuando niña.
Y abrí
de par en par las puertas y las ventanas
para dejar pasar a mi infancia
y a la infancia de mi madre
cantando
y cogidas de la mano
como hermanas.
Y no me preguntéis porque.
No pienso contestaros.
Pero ha dejado de dolerme el idioma
y tengo la garganta florecida
de tanto parir ideas en mi lengua.
En la de casa.
La de todos.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas

domingo, 6 de noviembre de 2011

el niño y el tiempo

La lluvia negra
como el espejo
y el tiempo.
El niño muerto,
como el loco
y el viento.
Y yo, perdida,
como el loco y el viento
el niño y el tiempo.
estibaliz san sebastián, de "Laberinto para muñeca rusa"

martes, 1 de noviembre de 2011

Manuel Rivas y la sección áurea.

El escritor es escritor en tanto que escribe. Si no escribe, no es un escritor. Un labrador es labrador en tanto que cultiva la tierra. Sin tierra, el labrador no es labrador. Esto es una evidencia. Pero, en el simulacro social, un ingeniero es ingeniero aunque no ingenie nada. Se graduó como ingeniero y morirá como ingeniero. El escritor, como el labrador, es un superviviente. El escritor y el labrador comparten algunos secretos. Por ejemplo, el silencio de la tierra, el papel en blanco, demuestran quien vale y quien no vale. El escritor y el labrador saben que en el paraíso tendrán que trabajar. Para el escritor y el labrador la vida consiste, al fin y al cabo, en tener un pedazo de tierra en el que cavar por lo menos dos metros de melancolía. Hay otra cosa que asemeja al escritor y al labrador. Ambos son amigos del carpintero. Y el carpintero conoce el secreto de la sección áurea, la proporción entre los segmentos.
Manuel Rivas, extracto de "LELY, LELY, PAR DEUS, LELY", del libro "El pueblo de la noche"

martes, 18 de octubre de 2011

un vicio tonto

Me acuesto con el filólogo desde hace casi veinte años. 
Pero tengo que quitarme de un vicio tan tonto.
Sabe, el ilustre profesor, que complicidad y complicación comparten raíz y cepa 
y se vacuna el payo contra el virus, reduciendo al mínimo las posibilidades de contagio:
no habla y sólo me toca en la cama.
Y yo hablo por los codos.

estibaliz san sebasian, del libro Hombres, Autopsía, Catálogo y Disección

lunes, 17 de octubre de 2011

la metáfora


Con tres meses de exilio voluntario
y sin echarle la culpa a nadie
me atrevo a decir
que uno siempre se marcha
demasiado tarde.
Emigrar tiene esas gracias.
Pero todo se aprende.
Tantos años en casa
para despertar sin patria.
Soñando con masticar tierra.
La de la infancia, claro.
La que me ensuciaba las uñas
desde los tiestos de casa.
La tuya, coño, y la mía.
Mi tierra.
Pero la tierra va por dentro
como una procesión
y cuando te da la espalda
emigrar es un divorcio cruel
además de obligatorio
y uno no sabe con certeza
donde está la herida
y quien fue él que cerro la última puerta
desde a fuera y sin mirar.
La verdad es que no creí
que fueran de amor
las penas del que emigra.
Uno nunca se plantea
que perderlo todo
es una posibilidad que nos ronda
como las palomas buitres
que bombardean la azotea de mi casa.
Pero decir mi casa
es como empuñar una llave.
Y ahora me doy cuenta  de lo que cuesta
caminar desnuda por el mundo
hasta encontrar esa casa y esa calle
que conviertan el barrio
en mi casa y en mi calle.
Por eso a ratos necesito
sentarme a la orilla del mar
como sí este mar de ahora
fuese el mar de entonces
en otras tardes tristes
y en otras casas
y darme cuenta
de lo llena de gente
que está siempre la playa.
¿Se nota que lo del mar es una metáfora?
Lo cito porque
el agua es siempre agua
y frente a ella nos ahogamos todos
y así nos entendemos.
Pero no es necesario sentarse en la playa.
Basta con dar un paseo.
Con tomar un café en cualquier sitio
y a solas degustar el sabor
de tantos cafés tomados a solas
en ese mismo instante
en la ciudad de Barcelona.
¿Cuánta gente
estará ahora mismo mirando al mar?
¿Cuántos de vosotros
estáis sentados en la arena de la orilla
con los pies empapados
en un café que siempre
se toma a solas?
Nunca creísteis
que fueran de amor
las penas del emigrante,
¿verdad?
Por eso a ratos necesito
que bajéis conmigo
a sentaros a la orilla del mar
como sí este mar de ahora
fuera el de entonces
en otras tardes tristes y en otras calles
y que comprendáis
que vengo de muy lejos
y que busco el camino
que me lleve a casa.
¿Se nota ahora lo de la metáfora? 

Estibaliz San Sebastián, del libro Pro-Fugas
Nunca imaginaste entrar en una casa
En tu propia casa
Como un policía
O un ladrón
Empujando la puerta con el hombro
Hasta torcerte de dolor

Con lo facíl que parece
en las películas

Itzíar Mínguez Arnaiz, del libro"Luz en ruinas"

domingo, 16 de octubre de 2011

nuestros niños


Afortunadamente nuestros niños no saben
que mientras duermen pacíficamente en sus camas
los ejércitos invaden ciudades
los soldados violan mujeres
y las mujeres ven morir a los hijos
que no duermen pacíficamente en sus camas.
Pero se van a enterar.
estibaliz san sebastián, del libro "Mi cielo es un andamio"

viernes, 14 de octubre de 2011

nací con doce dedos
como mi madre y mi hija.
cada una de nosotras
nació llevando extraños guantes negros
bebés con dedos de más asomando por los bordes de las cunas y
bañándose en leche.
temían que aprendiéramos hechicería
y nos cortaron los portentos
pero nunca comprendieron
la poderosa memoria de los fantasmas.  ahora
cogemos lo que queremos
con dedos invisibles
y nos comunicamos
mi difunta madre   mi hija que está viva   y yo
a través de nuestras terribles y oscuras manos.

Lucille Clifton, del libro "Siete poetas norteamericanas actuales"

jueves, 13 de octubre de 2011

advertencia

Si tu vecino desaparece
Oh, si tu vecino desaparece
El hombre tranquilo que rastrillaba su pradera
La muchacha que tomaba continuamente el sol

Jamás se lo menciones a tu esposa
Jamás digas durante la cena
Qué le pasaría a aquel hombre
Que solía rastrillar su césped

Jamás le digas a tu hija
Mientras vuelves a casa de la iglesia
Curioso lo esa muchacha
No la he visto en un mes
 
Y si tu hijo te dice
Que no vive nadie en la casa de al lado
Que todos se han ido
Mándale a la cama sin cenar

Porque puede extenderse, puede extenderse
Y un magnífico atardecer al volver a casa
Tu esposa y tu hija y tu hijo
Habrán captado la idea y se habrán ido.

Leonard Cohen, del libro Comparemos Mitologías

jueves, 6 de octubre de 2011

a borbotones

A borbotones
estoy creando
palabras.

Me retuerzo en dolores
es mi carne
y mi sangre.

No quiero quedarme
sin nada.

No dejaré que salga
la placenta.

Gioconda Belli, del libro "El Ojo de la Mujer"

domingo, 2 de octubre de 2011

perpetua

Cuando Lalaía cumplió los doce Perpetua cambió de manos. Durante miles de años había sido gobernada por los Conservacionistas y sus habitantes vivían orgullosos, contemplando una ciudad que no había cambiado en siglos. Todo, absolutamente todo, se mantenía en pie y como el primer día. Y cuando digo el primer día, me refiero al primer día de su historia. Cuando el poblado creció, levantando un templo y un mercado y el teatro.
Lalaía estaba confusa. Ella sabía, por sus padres y profesores, lo importante que era mantener intacto el pasado. Y, además, le encantaba Perpetua: con su poblado prerrománico y justo al lado,  mezclándose con él, el pueblo romano con sus callejuelas empedradas y su mercado pegadito a la muralla. Y no entendía porque los Renovadores anunciaban, con aquel aire de fiesta, que pensaban derribar dos calles del románico y tres del gótico, para levantar un parque.
Una mañana transparente, Lalaía sintió que el suelo temblaba como un cachorro asustado y salió corriendo a la calle, presintiendo que lo peor ya estaba sucediendo.
Frente a su casa había desaparecido todo y en su lugar, había una gran grieta negra con labios de asfalto que abría el suelo de par en par y de arriba bajo.
Lalaía que, era más curiosa que valiente, se asomó al túnel y asombrada vio que a cuatro patas y maldiciendo, se le acercaba un muchacho moreno y de grandes y blancos dientes. Gracias a la tele supo que el chico era árabe, y automáticamente decidió que le gustaban sus modales suaves y sus ojos oscuros y tranquilos.
El chico se sentó junto a Lalaía y en silencio se dispuso a esperar frente al agujero. Pasaron las horas y en una noche, fueron surgiendo de las entrañas de la tierra la madre y su futura esposa, y un primo abogado y una florista que también era prima de Said. Cuando estuvieron todos, incluidos tres camellos y una mula, se despidieron de Lalaía y se marcharon a buscar su sitio. Y ella sintió lastima pensando en los kilómetros de historia que tendrían que recorrer hasta encontrar un espacio libre donde levantar su jaima.
Estaba a punto de amanecer cuando Lalaía vio surgir del agujero a un anciano acompañado por tres cabras. Se han ido hace un rato, comentó sin poder aguantarse y señalando al norte. El hombre se sentó al pie del agujero y fue ordeñando sus cabras hasta llenar una escudilla que ofreció a Lalaía.
Venimos de muy lejos, Lalaía, pero no tenemos prisa, le dijo el hombre a la chiquilla.
Ya estuvimos aquí antes. Cuando todo esto no existía. Inmediatamente comprendió que el anciano le mentía. Ella conocía perfectamente la arquitectura de cada pueblo y cada época, y en Perpetua no había ni una piedra musulmana.
El anciano se levantó y tomando de la mano a Lalaía la llevo a recorrer las ciudades antiguas que formaban Perpetua. Al llegar al centro, es decir, al principio de los tiempos y de la ciudad, el anciano se sentó sobre un murete que inmediatamente se deshizo, dando él con los huesos en el suelo: Todo esto no existe, Lalaía. No se puede tocar. Es historia muerta.
El poblado se deshacía mientras ellos hablaban y la chiquilla sintió que el mundo se hundía bajo sus pies. Que sólo la muerte podía esperarles después de aquel desastre.
Estaba a punto de salir corriendo, cuando vio que sobre el polvo de las ruinas comenzaban a surgir flores inmensas de tela y bajo ellas, un enjambre de hombres y mujeres, morenos y altos como Said, se disponían a vivir sin problemas. Los colores no se deshacían y la historia, si es que había existido alguna vez, parecía dar la bienvenida a todos aquellos extraños que campaban a sus anchas por aquellas calles nuevas, distintas y llenas de luz.
estibaliz san sebastián

martes, 27 de septiembre de 2011

mariposas a cañonazos

Haciendo prosa,
viviendo prosa,
dándole a la prosa de comer,
de beber veneno y vino,
salitre,
zumo amargo de naranjas amargas.
Y tiene poesía la cosa.
Tie' cojones...
Tanta historia para andar luego en pelotas por el mundo.
(La cultura es un pozo altísimo para ahogarse sonriendo.
Sonriendo es un paisaje que no acabo de creerme
y es mío, sin embargo,
como la nieve  en las playas vacías del invierno.)
¿ Qué ocurre que hablo y hablo sin encontrar nunca la muerte?
Pararse puede ser un descanso, una estación,
el restallar del látigo
que sacude mi conciencia de bestia acorralada por la vida.
La sangre duele cuando late.
Plomo fundido,
las rosas de fuego que me regalaron  las calles,
espinas en mi sangre y el alma libre.
...y está el trabajo,
la gran dignidad del  que se sabe responsable,
del que acepta su cobardía de animal domesticado y prudente.
Puedo odiarte por hacerme consciente pero no voy a matarte,
no te daré el gusto.
Comprende mi amor que seria muy fácil.
La ilusión sin embargo sí;
es asesinada a cada latir del mundo por las computadoras.
Yo fui una computadora.
La maquina ardiente que se tiró del cielo,
de cabeza y sin mirar.
Pero ya no.
Ahora soy mucho más simple.
Me reproduzco por esporas.
A ratos vuelo sola y a ratos
devoro cadáveres pequeñitos y los defeco
con forma de flores.
Tie' su mérito.
Cualquiera no sabe regresar a la caverna
y desnudarse entera a excepción de los piojos.
Yo lo hice.
Y llegué la primera en la carrera de obstáculos
y la ultima a cenar.
Pero siempre hemos pasado hambre.
Tú y yo lo sabemos.
No podemos masticar insectos
sin ponernos a llorar desconsoladamente.
¡Ven aquí, anda!
Túmbate a mi lado
sobre el mármol blanco que cubrirá a los elegidos.
No tiembles. Nosotras estamos fuera.
¿No lo sabias?
Con una hogaza blanca y una jarra de tinto
esperaremos a que den las doce
y cuando el pan se vuelva luna
saldremos corriendo sin que nos vean.
No se puede sacrificar mariposas a cañonazos.
No se pudo nunca,
lo dicen los libros de historia
y las crónicas prohibidas de todos los amores prohibidos.
Por eso tú puedes ser un dedal
y yo un clavel en la solapa de un traje.
Lo demás no importa.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas