martes, 27 de septiembre de 2011

mariposas a cañonazos

Haciendo prosa,
viviendo prosa,
dándole a la prosa de comer,
de beber veneno y vino,
salitre,
zumo amargo de naranjas amargas.
Y tiene poesía la cosa.
Tie' cojones...
Tanta historia para andar luego en pelotas por el mundo.
(La cultura es un pozo altísimo para ahogarse sonriendo.
Sonriendo es un paisaje que no acabo de creerme
y es mío, sin embargo,
como la nieve  en las playas vacías del invierno.)
¿ Qué ocurre que hablo y hablo sin encontrar nunca la muerte?
Pararse puede ser un descanso, una estación,
el restallar del látigo
que sacude mi conciencia de bestia acorralada por la vida.
La sangre duele cuando late.
Plomo fundido,
las rosas de fuego que me regalaron  las calles,
espinas en mi sangre y el alma libre.
...y está el trabajo,
la gran dignidad del  que se sabe responsable,
del que acepta su cobardía de animal domesticado y prudente.
Puedo odiarte por hacerme consciente pero no voy a matarte,
no te daré el gusto.
Comprende mi amor que seria muy fácil.
La ilusión sin embargo sí;
es asesinada a cada latir del mundo por las computadoras.
Yo fui una computadora.
La maquina ardiente que se tiró del cielo,
de cabeza y sin mirar.
Pero ya no.
Ahora soy mucho más simple.
Me reproduzco por esporas.
A ratos vuelo sola y a ratos
devoro cadáveres pequeñitos y los defeco
con forma de flores.
Tie' su mérito.
Cualquiera no sabe regresar a la caverna
y desnudarse entera a excepción de los piojos.
Yo lo hice.
Y llegué la primera en la carrera de obstáculos
y la ultima a cenar.
Pero siempre hemos pasado hambre.
Tú y yo lo sabemos.
No podemos masticar insectos
sin ponernos a llorar desconsoladamente.
¡Ven aquí, anda!
Túmbate a mi lado
sobre el mármol blanco que cubrirá a los elegidos.
No tiembles. Nosotras estamos fuera.
¿No lo sabias?
Con una hogaza blanca y una jarra de tinto
esperaremos a que den las doce
y cuando el pan se vuelva luna
saldremos corriendo sin que nos vean.
No se puede sacrificar mariposas a cañonazos.
No se pudo nunca,
lo dicen los libros de historia
y las crónicas prohibidas de todos los amores prohibidos.
Por eso tú puedes ser un dedal
y yo un clavel en la solapa de un traje.
Lo demás no importa.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas

jueves, 22 de septiembre de 2011

para julia


El horror nos adelanta siempre
puntual como un verdugo.
Y no será justo que yo me queje,
nobleza y clase obrera obliga,
pero llevaba un mes agotada
doliéndome por los parias de la tierra
y ahora,
me ahoga la vergüenza porque
tú estas muerta.
Sé que no es de buen gusto repetirlo
y que los juguetes rotos
lo están
por hermosos que sean.
Pero no me canso
y me azoto repitiendo que
tú ya estas muerta.
Como un puñado de anzuelos
bien clavados en las manos
resulta la idea de llevar un año sentada
esperando que alguien llame
como sucedió a media noche
y me lo cuente.
Que tú ya estas muerta.
Pero por una vez
no voy a discutir contigo.
Tienes razón Julia.
A ti
no te quería nadie
y por eso
estas muerta.
Te confieso que he llorado amargamente
y que yo tan poco
es cierto
te quería.
Y he repetido tus gestos.
Yo también me he dado un baño.
Y descubrirme llorando
donde tú habías muerto
no ha sido un alivio.
No hay alivio, claro.
Y sé que resulta
por lo menos
un poco tarde
ponerse  ahora a escribir palabras para ti
pero ¿qué quieres?.
Alguien tiene que escribirte
un epitafio
si no es con amor
con un poco de vergüenza
y mil patadas por vengarte
repitiendo alto y muy claro
que por una vez
estamos todos de acuerdo
niña Julia
es cierto.
A ti, no te quería nadie.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

ulises y caperucita

Tal vez si yo pudiese ser Ulises y tú
Caperucita,
hubiese funcionado el cuento
y la Odisea sería un chiste
para feministas con barba.
¿Cómo llegar a ser Alicia
si rompí el espejo al dejar de ser virgen
y menstrúo cada vez que llueve
y me duelen las hojas.
No te empeñes;
ser vegetariana me da mucho frío.
Y el sexo todavía existe cuando escribo un cuento.
Siempre me gusto estar loca
pero como me llaman madre
los que no son mis hijos
me suicido a cada hora
para estar un rato a solas.
¡Que cansancio el amor!
...como un dolor de muelas...

estibaliz san sebastian, del libr Pro-Fugas

lunes, 19 de septiembre de 2011

quizá sea verdad que no quieres tocarlo...

Quizá sea verdad que no quieres tocarlo,
fálico y mordaz lagarto del desierto.
Pero si llegaste así ataviada,
diosa del oasis, ¿no será porque pensabas
en un roce agradable?
Quizá se verdad que no quieres tocarlo
mientras este amigo de las dunas
se muere por tu nombre
y tú te colocas una flor blanca en el pelo
y te tiendes, bellísima, a la sombra de las palmeras.

Andrea Luca, de la antología Ellas tienen la palabra

domingo, 18 de septiembre de 2011

un flechazo

Lo mío con Beñat fue un flechazo
Cuando llegó a mi vida era un perfecto desconocido del que no quería separarme
Me hacía temblar el simple hecho de poder tocarlo
Y su olor era el camino derecho hacía la casa caliente y la paz absoluta
Me enamore nada más verlo
Diminuto y perfecto en su incubadora, mi hijo, 
esperaba el momento en que yo lo cogiese por primera vez entre mis brazos.
estibaliz san sebastian

jueves, 15 de septiembre de 2011

barcelona

El sol sabía a vino, a pan los abrazos en cada reencuentro.
Volver a casa no es viajar.
estibaliz san sebastián

sábado, 10 de septiembre de 2011

un toque de locura

Tenemos las hembras de la familia un toque de locura que no siempre es el responsable del sufrimiento.
La excesiva consciencia sobre el mundo emocional de la humanidad entera; nuestra locura es esa; nos pone en contacto con lo vivo que late en los muertos queridos que se nos fueron marchando.
De manera que, por ejemplo, mi madre habla en tiempo presente de sus padre muertos, provocando equívocos entre quienes los saben criando malvas desde hace años. Incluso sospecho que mantiene constantes charlas con Carmen, mi abuela, contándole las cosillas de sus nietos y bisnietos, como quien habla con su dios de las cosillas de la vida cotidiana.
Sería estupendo creer que nos ven y nos escuchan, que nos acompañan a vivir, incluidos los momentos en los que el pudor aconseja cerrar la puerta del dormitorio ahuyentando a los fantasmas.
Pero yo no creo en los fantasmas.
Claro que, algunas veces, cuando veo como sonríe Beñat a una esquina vacía, y manotea y parece contarle a alguien lo bien que nos va la vida  a  los dos juntos, tengo mis dudas.
Por eso, el mismo día en que lo trajimos del hospital a casa le presenté a la madre de su padre, Araceli.
Por si tampoco él creía en los fantasmas.

estibaliz san sebastián

jueves, 8 de septiembre de 2011

recursos tontos

Si tuviese el valor de gritar
que la soledad es un sombrero
que no le sienta bien a nadie
conseguiría ahorrarme el régimen
y la confesión diaria.
Pero no siempre lo tengo
y a veces prefiero encender la radio
tirar la basura
o bajar a por tabaco.
Aún sabiendo
que son recursos tontos
que no pueden parar un tren en marcha
y que la ingenuidad
es un arma peligrosa
cuando no se sabe con certeza
si estamos tocando el fondo
o descubriendo el abismo.
Sin embargo
siempre supe que ir desnuda por la vida
era como dejarse abierta la nevera
pero ¿qué puedo hacer?.
Los disfraces no me calzan
cuando saco pecho
y me pongo a soñar.
¡Soy tetona!, pero por dentro.
Tengo el corazón
tan grande como él estomago
y capaz de un amor
siete veces mayor
que el peso en paja de mi alma
y no me cabe en el pecho.
Como las hormigas
obedezco a una ley oscura
escrita en el fondo de todas las cosas
y soy obrera
pudiendo haber nacido reina
porque me da la gana
y porque dando de comer a las larvas
que siempre fueron mis fantasmas
coincido al otro lado del espejo
con la infeliz criatura que pude haber sido
y celebro el hecho de estar viva
a dentelladas.
Teniendo muy claro
que seguir latiendo es un acto de consciencia.
El gesto tallado sobre el músculo voluntarioso
de un compromiso a muerte  con la muerte.
Imitando a los pastores
que daban caza al lobo en los montes
cercándolo y empujándolo al vacío
me empeño en rozar con la punta de los dedos
los limites imprecisos de mi silueta
soñando con poder ser ella
a cualquier precio.
Cuerpo en estado puro
y ni una letra más para contarme.
La identidad es una trampa del lenguaje.
Pura sintaxis.
el dibujo de un laberinto tan falso
como las puertas pintadas sobre los muros
también falsos de un teatro.
Y yo reclamo para la humanidad
el silencio y la riqueza amplia del paisaje.
Definirse
es disecar el alma
a base de gramática parda y cobardía.
Y puestos a retocar algo
preferiría plancharme las arrugas del alma
y presentarla impecable y virginal
en el próximo holocausto.
Y es que ya he comprendido
que ir desnuda por la vida
es imprescindible para poder quitarse el sombrero
y que la ingenuidad
es un arma tan valiosa
que puedo dejarme abierta la nevera
encender la radio
tirar la basura
o bajar a por tabaco
y después tocar fondo sin llegar nunca
al abismo que no existe
porque tengo el corazón
tan grande como él estomago
y capaz de un amor
siete veces mayor
que el peso en paja de mi alma.
Y si que me cabe en el pecho
porque ¡soy tetona!
pero por dentro.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas

miércoles, 7 de septiembre de 2011

la mano de un hombre

Me gusta dormir sola. Pasear, leer, vivir sola.
Con cuarenta la soledad no molesta si no es forzosa o a tiempo completo. Y me hacen mucha compañía los libros, y las amistades que son para siempre, o un poquito menos.
Pero a veces,  sin venir a cuento, siento ganas de la mano de un hombre en mi cintura. 

estibaliz san sebastián

lunes, 5 de septiembre de 2011

Qué tendrá que ver


Yo quiero saber señores
si no es mucha indiscreción,
que tiene que ver un higo
con mi punto de inserción.

Miro un higo frente a frente
y le veo su pezón.
Sí, la señora también tiene
pero, puesto en el melón.

Cogido por el pezón,
le damos la vuelta al higo
y más que coño es barriga
con un ombligo bocón.

Me asusto al ver la gotita
se cree que soy tonta yo?
Esa gota no es de chocho
es de fornido varón.

Por último abro el higo.
Madre que desilusión.
Ni labios, pelos, ni olor.
Más vale que echen un ojo
a un mejillón al vapor.

La Cambrila

viernes, 2 de septiembre de 2011

Celos


Tuve un novio que besaba el suelo que yo pisaba.
Nunca nadie me había mirado así;
tan guapa y tan lista y tan alta.
Me escribía mensajes al móvil.
Y venía a buscarme al trabajo, sobre todo si llovía.
Y cuando hacía sol.
Quería verme.
Y al principio me gustó.
Un día le sorprendí olisqueando mis bragas sucias
y comprendí que besaba el suelo que yo pisaba
para no perderme de vista.
Y le di puerta.
estibaliz san sebastián, del libro Hombres, Autopsía, Catálogo y Disección