jueves, 8 de septiembre de 2011

recursos tontos

Si tuviese el valor de gritar
que la soledad es un sombrero
que no le sienta bien a nadie
conseguiría ahorrarme el régimen
y la confesión diaria.
Pero no siempre lo tengo
y a veces prefiero encender la radio
tirar la basura
o bajar a por tabaco.
Aún sabiendo
que son recursos tontos
que no pueden parar un tren en marcha
y que la ingenuidad
es un arma peligrosa
cuando no se sabe con certeza
si estamos tocando el fondo
o descubriendo el abismo.
Sin embargo
siempre supe que ir desnuda por la vida
era como dejarse abierta la nevera
pero ¿qué puedo hacer?.
Los disfraces no me calzan
cuando saco pecho
y me pongo a soñar.
¡Soy tetona!, pero por dentro.
Tengo el corazón
tan grande como él estomago
y capaz de un amor
siete veces mayor
que el peso en paja de mi alma
y no me cabe en el pecho.
Como las hormigas
obedezco a una ley oscura
escrita en el fondo de todas las cosas
y soy obrera
pudiendo haber nacido reina
porque me da la gana
y porque dando de comer a las larvas
que siempre fueron mis fantasmas
coincido al otro lado del espejo
con la infeliz criatura que pude haber sido
y celebro el hecho de estar viva
a dentelladas.
Teniendo muy claro
que seguir latiendo es un acto de consciencia.
El gesto tallado sobre el músculo voluntarioso
de un compromiso a muerte  con la muerte.
Imitando a los pastores
que daban caza al lobo en los montes
cercándolo y empujándolo al vacío
me empeño en rozar con la punta de los dedos
los limites imprecisos de mi silueta
soñando con poder ser ella
a cualquier precio.
Cuerpo en estado puro
y ni una letra más para contarme.
La identidad es una trampa del lenguaje.
Pura sintaxis.
el dibujo de un laberinto tan falso
como las puertas pintadas sobre los muros
también falsos de un teatro.
Y yo reclamo para la humanidad
el silencio y la riqueza amplia del paisaje.
Definirse
es disecar el alma
a base de gramática parda y cobardía.
Y puestos a retocar algo
preferiría plancharme las arrugas del alma
y presentarla impecable y virginal
en el próximo holocausto.
Y es que ya he comprendido
que ir desnuda por la vida
es imprescindible para poder quitarse el sombrero
y que la ingenuidad
es un arma tan valiosa
que puedo dejarme abierta la nevera
encender la radio
tirar la basura
o bajar a por tabaco
y después tocar fondo sin llegar nunca
al abismo que no existe
porque tengo el corazón
tan grande como él estomago
y capaz de un amor
siete veces mayor
que el peso en paja de mi alma.
Y si que me cabe en el pecho
porque ¡soy tetona!
pero por dentro.

estibaliz san sebastián, del libro Pro-Fugas

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