lunes, 26 de marzo de 2012

elena



Hacia atrás ni para coger impulso
decía Elena la maestra cuando un torazo negro
se le cruzaba en el camino a ella o a cualquiera.
Era una mujercita desnuda hasta poniéndose de puntillas.
Pero el valor la devoraba como el cáncer
que de pronto le da sentido a la vida.
Nunca supo tirar la toalla ni dar su brazo a torcer.
Y si contemplaba un parto por televisión
le subía la leche
llenándole los pechos de culpa por el desperdicio.
Tanto respeto por la vida es insano.
Y cansa el derroche de talento.
Pero la maestra creía que vivir era como tener un huerto
y se dedicó a suplantar a la Cruz Roja
sembrando pozos de agua
que salían directamente de su corazón pequeño.
Porqué fui una más de entre todos sus hijos
sé que en el esfuerzo de volver a parir a gente tan grande se hizo daño,
y que hubiese sido muchísimo más fácil
dejarse de hostias
y hacer un hijo nuevo.
Y lo siento.
¿Pero cómo reprocharle la vida a la vida?

estibaliz san sebastián, de "Cordelia se borra del partido"

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