lunes, 18 de julio de 2011

Profecías/2

Helena soñó con las que habían guardado el fuego. Lo habían guardado las viejas, las viejas muy pobres, en las cocinas de los suburbios; y para ofrecerlo bastaba con soplarse, suavecito, la palma de la mano.
de EL LIBRO DE LOS ABRAZOS,  Eduardo Galeano.

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