no despiojaban
cuando lo que teníamos
eran pulgas -malas pulgas-
aquellos tíos tan listos
desconocían por completo
que nuestra sangre era azul
puesto que éramos príncipes,
miserables, pero príncipes
y lo peor de todo,
aquellos tíos tan listos
tampoco sabían
que entre parásitos
siempre
hubo
clases.
Gsús Bonilla, de "Gallinas sin cresta y sin barba, que pedían un grano de maiz de limosna
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