Sonó el teléfono
cuando el miedo era la bofetada tremenda del mar puesta en una ola
y los amigos, marineros sobre metáforas de salvamento
me sacaron del agua.
La embarcación donde volví a ser viva
tiene la culpa de la fe que ahora tengo en los hechizos.
Reconstruí para mí
la magia que cada noche invento para mi hijo
y recorrí la casa exorcizando miedos
y fantasmas.
¡Monstruos fuera!
estibaliz san sebastián
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